sábado, 7 de junio de 2008

Capítulo 2: Completos Extraños (Parte 1)

- Vamos, Violeta, anímate. - Dijo Melissa, desde el pupitre de adelante. - No se cumplen quince años todos los días.
- Supongo que sí. - Dije con voz seca, sin sonreír.
- No te pongas así. ¡Como si envejecer fuera una cosa tan mala! - Dijo Melissa con la sonrisa más falsa del día.
- Envejecer no es lo malo. Lo malo es que haya terminado conmigo. - Repetí por enésima vez. No sabía lo que le pasaba hoy a Melissa, pero estaba con un humor especialmente compasivo, y eso era realmente irritante. Casi empezaba a extrañar que me lanzara indirectas.
- Ustedes dos viven peleando y aún así vuelven. Si van a terminar, por lo menos esperen a discutir por algo más serio. - Eso estaba mucho mejor, mucho más... "Melissa". Aunque les parezca extraño, ella era mi mejor amiga. Aunque no sé si le iba bien la etiqueta de "amiga", porque siempre estaba tratando de sabotearme. Aunque yo no era del todo inocente, también trataba de arruinarla. Pero debíamos ser amigas. Éramos las dos chicas más exitosas de tercero de secundaria.
El tiempo no se había llevado la belleza de Melissa, sino que la había acrecentado y modelado. La chica que tenía en frente mío perfectamente podría estar caminando por una pasarela francesa. Era alta, medía casi 1,80. Su piel había pasado de ser blanca como la porcelana a ser más sonrosada y suave, pero seguía tan inmaculada como siempre. Su cabello había cambiado de forma, ahora lucía unas ondas frescas y seductoras de un rubio más dorado. Sus ojos de color azul marino se habían agrandado, eran muy similares a un ala, con esa forma tan curiosa y esas pestañas como plumas. Su boca estaba siempre roja, incluso aunque no se la pintara, y tenía un físico increíble, a fuerza de su eterna dieta y sus clases de danzas.
Yo contrastaba mucho con ella. Mi cabello era de color castaño rojizo, y no se podía definir si era liso u ondulado, dependía de la humedad. Mi tez iba perdiendo colores, cada vez parecía más de papel que de porcelana. Mis ojos siempre habían sido de un extraño granate amarronado, siempre pequeños y con pocas pestañas. Era más bien delgada, debido a mis constantes incursiones al tercer cajón de la derecha, donde reposaba mi cuchilla favorita.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Virginia. No me mates por ser tan chusma. Pero la verdad es que ando buscando gente inteligente y con cerebro o historias para poder animarme como escritora.

y hoy encontré la tuya. Me ha encantado. Me ha hecho llorar ya que de fondo escuchaba la música de Evanescence (un gran tema para mi) y me dolía en el alma. Espero que no te moleste tener SIEMPRE mis comentarios en esta pagina, por que me has dejado intrigada.

Tmb quería agradecerte por que me has abierto la cabeza, algo que no tiene nada que ver con todo pero te lo digo por que tal vez... quieras saberlo. Si yo fuera la escritora de una historia que le llega a la gente... me gustaría saberlo.

Muchisimas gracias ;)

Anónimo dijo...

T.T abundan Melissas en el mundo!
Me encanta tu historia :D sigo con la otra parte xd jejeje