viernes, 6 de junio de 2008

Capítulo 1: Tiempos Difíciles (Parte 2)

Era uno de esos momentos en que la vida decidía hacerme una jugarreta, y de las malas. El teléfono sonaba en una esquina, la lluvia azotaba las paredes y me encontraba en uno de esos momentos en los que me daban ganas de llorar, llorar enserio.
¿Por qué había tenido que terminar conmigo? Es cierto que no le prestaba mucha atención últimamente, pero tenía su justificativo. Él era lo único a lo que me aferraba esos días, la visión de su rostro en mi cabeza era lo único que me motivaba a levantarme cada mañana, incluso sin esperanzas de verlo.
Por naturaleza era una persona enamoradiza. Y también tenía cierto encanto con los chicos, para qué negarlo. Cada tanto tenía un novio nuevo, pero ninguno había ido tan enserio como él, Nahuel. Desde el primer momento en el que lo vi, reflejado en el espejo del ascensor, me gustó, y mucho. Con el tiempo supe que él era el mejor amigo de mi vecino. Realmente nos gustamos. Llevábamos tres meses saliendo cuando el tumor de Brian empeoró, y tuve que sacrificar mis salidas con él para quedarme a cuidar a mi hermanito. Al principio, Nahuel entendió, incluso se pasaba algunos días y me ayudaba con el pequeño. Pero con el tiempo, empezó a mostrarse más taciturno. Ya ni me llamaba, lo veía sólo ocasionalmente en el ascensor, junto a mi vecino, con una expresión seria tan intimidante que apenas me atrevía a saludarlo.
Tenía que haberlo visto venir. Acababa de cortarle el teléfono.
- Violeta... Violeta... - La débil voz de Brian me llamaba. Ya se me estaba haciendo muy silencioso. Me limpié las lágrimas con las mangas y traté de pintar en mi rostro mi mejor sonrisa. Él jamás debía verme triste. Si su último día realmente estaba cerca, teníamos que hacer de estos momentos felices y tranquilos, para que muriera lo más pacíficamente que el dolor y la debilidad le permitieran.
Entré al cuarto de mi hermanito, y encontré dentro de la cama su escuálido cuerpito. Había perdido mucho peso los últimos días. Sus bucles yacían revueltos y descuidados, apenas se mantenía sentado en su cama. Sus grandes ojos negros expresaban sólo una cosa: Miedo. Tan sólo ver sus ojos alcanzó para que corriera y lo abrazara.
- Violeta... Tengo miedo... - Dijo desde mis brazos, con una voz afónica a la que nos habíamos acostumbrado.
- No te preocupes, Brian... Mamá y yo te amamos, te amamos más que nada en el mundo. Yo estaré contigo, te lo prometo... te lo prometo. - Le dije, conteniendo las lágrimas. No sé por qué, pero ya me anticipaba a lo que iba a venir.
- ¿Y mamá también? - Preguntó.
- Mamá también. - Le aseguré.
- Gracias. Por todo. Las amo. A las dos. - Éstas fueron sus últimas palabras. Murió sobre mis brazos. Lloré, por fin agradeciendo poder limpiar mi corazón.
...
Cerré la tumba lo más suavemente que pude, con el desagradable pensamiento de que Brian jamás saldría de ella.
"Descansa en paz, hermanito", pensé. Al ver a mi mamá con la cara oculta en un pañuelo, comenzó a asaltarme la culpa. Le había prometido a Brian que estaría siempre con él, pero no había estado a su lado unos momentos antes de que llorara. En esos instantes, sólo había tenido pensamientos egoístas: Atender el teléfono, observar la deprimente lluvia, recordar mi última conversación con Nahuel.
Tal vez, si le hubiese prestado más atención, Brian hubiese vivido. Si no me hubiese ido de su lado, se hubiera sentido más querido y protegido...
Tal vez si...
No, tenía que dejar de pensar en posibilidades, Brian estaba muerto, y no había nada que pudiera hacer al respecto. Me alejé de ese lugar, no soportaba ya esa ceremonia tan triste... Nadie me impidió que abandonara el cementerio.
Hice el largo camino a casa como hipnotizada. Un plan se maquinaba en mi mente, el más loco que se me podía ocurrir. Pero simplemente actuaba como posesa.
Corrí a la cocina, abrí el cajón y extraje un pequeño cuchillo, haciéndolo todo como una autómata. No merecía vivir. Era demasiado egoísta, demasiado falsa. Comencé a cortarme metódicamente la parte de atrás de la mano, como si fuera un proceso que necesitaba mucha exactitud. Comencé a sentir dolor, pero rápidamente pasó al segundo plano. La sangre me salía de la herida abierta, roja y pura, relajante y mortífera. La dejé correr.
Una parte de mí (ésa que me iluminaba cuando ya no había más esperanzas) me dijo que de nada serviría matarme, igual que nadie ganaba nada si yo dejaba de asistir al colegio. Mi mamá se quedaría sola, sola en este mundo. Tal vez tendría que esperar a que mi madre encontrara a alguien que la consolara para llevar a cabo mi objetivo.
Hice el cuchillo un lado y apreté la herida durante un par de minutos, para que no sangrara tanto. Me dirigí al baño lo más indiferente que pude al punzante dolor y a la debilidad, debido a mi pérdida de sangre. Me lavé la herida a fondo, y me aseguré de que el agua se llevara hasta el último rastro de sangre que había quedado en el baño. Luego, tomé el botiquín, cerré la tapa del sanitario y me senté sobre ella. Abrí la pequeña maleta blanca con la mano sana y revolví un poco hasta encontrar aguja e hilo. Comencé a cerrarme la herida como si lo hubiese hecho toda mi vida, aunque era la primera vez que empuñaba aguja e hilo. Siempre había tenido buena intuición en Biología y Medicina.
Una vez que el trabajo estuvo listo, retiré los restos de sangre con un algodón con alcohol. Acomodé cada componente del botiquín en su respectivo estuche, cerrándolo firmemente, para que no se notara que alguien lo había abierto, y guardé el botiquín en su lugar. Junté mi basura y la envolví con papel higiénico antes de desecharla, por si a mamá se le ocurría mirar el tacho. Luego, me dirigí a la cocina y limpié cuidadosamente el cuchillo.
Cuando corría la sangre, sentía que me libraba de una enorme carga.
No sería la última vez que visitaba el cajón de los cuchillos.

2 comentarios:

**Evily** dijo...

Uuuuuuu istitntos suicididas, me va gustando la historia.

Seguiré esperando a que pongas más



Besos!!

Anónimo dijo...

Esta genial! Aunqe no crea qe suicidarse o cortarse este bien T.T pero me gusta lo qe escribiste y como :)



Un beso